El Bosque del Acecho viene con sorpresa (1ra parte)
La iniciativa la tomó Maktub, que al ser un elfo (gay) de la naturaleza (más gay todavía), sabía cómo manejarse en el bosque. Avanzó marcando el camino a sus compañeros y estos lo seguían despacio por detrás. Por un momento creyó estar perdido, parecía que daban vueltas en círculos. Cuando arribaron a un extraño claro se detuvieron y Maktub comentó a sus compañeros la situación. La cosa parecía empeorar cuando al poco tiempo un grupo de ancianos se asomó entre los arboles y los rodeó. Eran todos muy parecidos entre ellos. Artemius se sobresaltó un poco al verlos a todos muy parecidos a su viejo amigo muerto, Finderafin. A pesar de la incertidumbre, el grupo decidió ser diplomático y evitar ser vistos como amenaza. Artemius tomó la palabra y dijo que traía a uno de los suyos. La armadura que llevaba el paladín llamó la atención de los ancianos, aunque no demostraron nada.
Los ancianos, al ver a Finderafin, no se sobresaltaron. En principio parecian muy indiferentes y lo primero que hicieron fue pedir explicaciones a los aventureros. Artemius contó todo lo ocurrido, cómo se habían conocido, que se volvieron a encontrar estando prisioneros en Nisaran y como Sajit los traicionó y los mató a los dos, junto con el resto del grupo. Cómo cuando Artemius volvió a la vida, a pesar de no haber entendido bien lo que habia sucedido, se encontro con Finderafin muerto y lo trató de resucitar, pero una oscura proteccion parecia proteger el cuerpo, el cual además no se descomponia con el paso del tiempo. También le preguntaron a Artemius si Finderafin le habia dicho o contado algo particular o extraño y que tipo de relación tenían.
Después de desembuchar todo, los ancianos consideraron a Artemius alguien en quien confiar y procedieron a contar por qué a Finderafin no se lo podía devolver a la vida tan fácilmente.
La cuestion era así; Finderafin y el grupo de ancianos, eran un grupo de Dragones Argenteos, pero estaban bajo el efecto de una maldición que les hacia tomar ese aspecto humanoide, una ofensa para ellos. La maldición fue lanzada porque los dragones Argenteos abandonaron a sus huevos, que habían escondido. En la guerra entre los Dragones Rojos y los Argenteos, estos últimos iban perdiendo y la situación, que era bastante complicada, hizo que los Argenteos tuvieran que escapar para no ser totalmente destruidos. Al hacerlo dejaron sus huevos con la intención de ir a buscarlos más adelante. Cuestion que a la Gran Sierpe Argentea (el mas capo de todos) no le gustó eso pero ni un poquito, era un falta imperdonable hacia la naturaleza draconil, entonces les lanzo la maldición. Esta se rompería cuando recuperaran los huevos, pero ahora les costaría más: tenian aspecto humano; y a eso habia salido Finderafin y parecía haber encontrado algunas dificultades en el camino, más de las que esperaba. Y ahora era necesario revivirlo para poder saber lo que pasó y lo que sabía, pero el tema es que para traerlo de vuelta a la vida era necesario un ingrediente: sangre de Dragon, pero las de ellos no servia, por la maldición, claro (OBVIO! no nos la ibas a hacer fácil no Kreigar-ca??). Y no solo eso, sino que bajo esta nueva forma no podían usar varios de sus poderes draconianos naturales, y hasta tuvieron que ponerse de nuevo a aprender mucho de lo que ya sabian antes o por lo menos cómo traspasar todos sus conocimientos a su nuevo estado humanoide.
Por supuesto el grupo se ofreció a ayudar, Artemius quería resucitar a Finderafin, y comenzar a remendar todo lo que Sajit habia tocado y corrompido (Ademas les quedaba de paso)
Antes de comenzar su camino hacia el bosque del acecho, el enano rompió tanto las pelotas con arreglar el hacha que había heredado recientemente que el grupo terminó accediendo a sus peticiones. Lo que parecía ser una nueva aventura en la vida de estos jóvenes terminó siendo un simple trámite (el master estaba enfermo y la historia se hacía aburrida). Llegaron a lo del Ermitaño y a pesar que a este no le gustó mucho la visita (era un ermitaño después de todo) accedió a reparar el arma después de que Thartnor contara que era de su padre y toda la linda historia. El Ermitaño le conto que él le habia regalado ese hacha a su amigo enano (el padre de Thartnor) cuando éste lo ayudó y le salvó la vida enfrentándose a un grupo del Pueblo de la Mano Negra, una especie de organización que incluye a todo tipo de licántropos. En esa historia, el Ermitaño y el padre de Thartnor se hicieron enemigos jurados de grandes y poderosos licántropos. Thartnor ya comenzaba a enterarse de algo sobre lo que estaba investigando (que de investigación no tuvo mucho...pero...bueh...)
Ahora si, ya estaban listo para dirigirse al tan peligroso Bosque del Acecho, parecía que inconscientemente los aventureros no se animaban a entrar.
Desde sobre una loma pudieron ver gran parte de la extensión del bosque. Más que bosque era un pantano gigante, los árboles viejos y muertos daban una temerosa sensación, una bruma espesa recorría de punta a punta el bosque y no dejaba ver mucho más allá.
Cuando comenzaron a caminar, sus botas se hundían en el barro hasta los tobillos. No se veían muchos animales y no se escuchaba más que el ruido de algunas ramas mecidas por el viento y el chapotear de los aventureros. De golpe, entre la niebla, una figura encorvada y retorcida, con uñas largas y arrugas por todo el cuerpo se hizo presente unos metros más adelante, y sin decir más que: “¡Moriran!”, la Saga Cetrina comenzo a atacar al grupo. Por suerte para ellos ésta andaba sola y no fue mucho problema, aunque el combate en el pantano se hacía difícil para correr y atacar.
Después del pequeño incoveniente continuaron camino. Esta vez se encontraron sobre un acantilado de barro, y la lluvia que caía no hacía más fácil el problema. Lo raro era que debajo no había árboles hasta 50 metros más adelante; era un descampado.
Artemius se acerco un poco hasta el borde y casi se pega bruta patinada, aso que el grupo comenzó a tomar el tema con algo más de cuidado. Hacia los costados, el acantilado parecía continuar, no se veía nada que ayude a bajar (un caballo volador, alguien?). Entonces comenzaron a planear el estratégico plan, atamos con una soga al explorador (el explorador? que explorador? desde cuándo hay un explorador? ahh si, el negro que quiso jugar un rato...) mientras el enano que era el más fuerte hace el aguante. Perfecto, todo bien, el ranger comenzó a bajar por el acantilado, iba despacio ya que el barro no ayudaba y la lluvia molestaba a la vista. A medio camino, unas flechas impactaron en su armadura mientras otras se clavaron en la pared de barro. El elfo trato de ver algo pero no podía, entonces tuvo la buenísima idea de cortar la soga y caer al piso. Y así fue, el problema fue que cuando llegó abajo, cayó sobre una especie de arenas movedizas, con la diferencia de que acá se trataba de barro movedizo. Sus compañeros arriba se dieron cuenta de que algo no andaba bien cuando el enano se fue para atrás al ser la soga cortada. Trataron de ver hacia abajo pero no era bueno acercarse al borde y la lluvia no ayudaba. El paladín decidio bajar por la cuerda o por lo que quedaba de ella, el enano seguia sosteniéndola, el mago se desesperaba y el druida se convirtió en pajaro y bajó volando.
El problema fue que cuando el paladín estaba a medio escalar, el mago decidió también bajar por la cuerda; el enano que estaba aguantando con todo, comenzó a resbalar por el barro, el peso era mucho y no podía aguantarlo (a pesar de que el muy nabo había dicho que los aguantaba a todos...), hasta que de golpe parte de la superfice donde se sostenía cedió y Artemius, Pyro y Thartnor cayeron los 3 al barro movedizo.
Ya abajo (alguno en mejores condiciones que otros) la situación era complicada (¿cuándo no?), el elfo ranger estaba medio hundido en el fango, los tres que cayeron también empezaban a hundirse, el druida, ahora transformado en águila, buscó un lugar seguro para pararse. El tema era que fuera del barro habia 3 hombres lagarto con lanzas, arcos y espadas atacando al desconcertado grupo.
Maktub volvió a su forma humanoide y comenzó a atacar a los largartos para así poder hacer el aguante a sus amigos mientras salían del lodo. Los que más complicados estaban era el paladín y el enano, que con toda la armadura que llevaban se les hacia muiy difícil evitar hundirse, el mago la piloteba un poco y el explorador estaba hasta el cuello, literalmente. Después de unos espadazos, algunas flechas volando de un lado para el otro, algún que otro conjuro en el medio y el barro hasta las rodillas algunos, hasta la cintura otros y alguno casi se ahoga, lograron matar a los hombres lagarto y con ayuda del mago y el druida que eran los dos que estaban afuera y una soga lograron sacar a sus compañeros. Pero no crean que esto habia quedado así, el paladín ahora quería bajar a su montura por el acantilado, mejor no profundicemos en el tema.
Una vez afuera, los aventureros pararon un segundo, la situación habia sido difícil, estaba lloviendo con fuerza, pero eso no era nada después de haber estado metidos en el barro. Y mientras el grupo se limpiaba y recuperaba un poco el aliento, Maktub estaba sentado en la tierra concentrándose, realizando uno de sus poderosos conjuros, y aprovechando la tormenta estaba Clamando a los Relámpagos. (Uuhh…los alemanes…)
A lo lejos, entre las gruesa lluvia, se vislumbraban los árboles donde terminaba el claro y hacia allí se dirigieron. Unos metros fuera del bosque comenzaron a lloverles flechas a los valientes y aunque no veían bien de dónde venían y cansados de tanto quilombo, decidieron encarar con todo. Al comenzar a moverse entre los arboles pudieron ver entre las ramas una improvisada torre de guardia, que más que nada eran unos tablones de madera atravesados por las morbosas (¿morbosas? ¿qué te fumaste antes de escribir esto Guille?) ramas, dando cobertura a los defensores. Maktub no dudó, y mientras el resto del grupo atacaba con sus arcos, este imploró al poder de la naturaleza y varios rayos y relámpagos cayeron sobre la casa, al mismo tiempo que los truenos retumbaban y la tormenta se hacia más densa, y la destrozaron en mil pedazos; los hombres lagarto quedaron completamente quemados y electrocutados sin poder hacer nada al respecto. (Era un buen momento para comer entrañas de lagarto fritas)
El grupo, un poco maltrecho, prefirió descansar y esperar a que pare un poco la tormenta antes de continuar. Buscaron algun lugar medianamente seco, aunque no encontraron mucho, y con algunas ramas y entre los árboles, el druida y el explorador pudieron armar un techo que los cubriera de la lluvia por un tiempo. Posteriormente, cuando el grupo se puso a descansar, el druida decidió, por medio de un conjuro que le permitía moverse entre los arboles y dentro de ellos, investigar un poco el bosque. Se encontró con una gran empalizada de madera, que terminaba en una montaña de tierra, rocas y árboles, tenía algunas chozas adentro. En la montaña se podia ver una gran entrada protegida por un estanque de ácido que largaba un hediondo y asfixiante vapor, que afecto a Maktub cuando este se quiso acercar moviéndose por los árboles, para ver mejor. Pero a pesar de eso, pudo observar adentro unos cuantos hombres lagarto y una mujer lagarto con túnicas siempre acompañada por dos grandes hombres lagarto.
Volvió y le contó a sus amigos lo que había visto, y el grupo se puso a planear una estrategia de ataque. (para que…?)